ES MEJOR ATAJAR LOCOS QUE ARRIAR BOBOS
Uno de los argumentos de las personas que prefieren estar al margen de las religiones es que en nombre de Dios se han hecho y dicho muchas barbaridades…pero va uno a ver y es cierto. En esta estación recorreremos una de tantas: la espiritualización de la cobardía.
Recuerdo mi primer trabajo como abogado. Un lunes terminé mi práctica que hacía de manera gratuita en la Sala Penal de un Tribunal y al lunes siguiente me vincularon como Auxiliar de un Magistrado.
Entre lunes y lunes cambió mi cargo, pero no mi ropa. Seguía yendo a las oficinas, ahora a trabajar, con unos tenis azules que eran mis favoritos para la época, un jean y una camiseta.
Ocurría que cuando las personas se acercaban al Despacho buscando hablar con el Auxiliar del Magistrado, me miraban a mí con mi camiseta estampada, y le dirigían la palabra al practicante vestido con camisa larga que estaba sentado a mi lado asumiendo que él era el funcionario.
Nunca olvido que mi jefe para pedirme que dejara de vestirme con ese atuendo de estudiante de universidad pública en vacaciones, lo cual básicamente era mi realidad hasta hace una semana, pronunció la siguiente frase: «La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo».
"Con “espiritualización de la cobardía” me refiero a cubrir con un manto de “obediencia” la pasividad, la resignación, el miedo, la pusilanimidad. Es la obediencia a una palabra que nunca será pronunciada. Es desobedecer a Dios condicionando el actuar a que nos sea revelado el “cómo” con la “reverente esperanza” de eliminar toda posibilidad de riesgo. "
Juan el Baustista, de manera similar, pareciera exhortar a que “El hijo de Dios no solo debe serlo, sino también parecerlo” (Mateo 3:8 NBV). Pero no nos enfoquemos ahora en el pecado sino en la Fe
¿Por qué quienes se supone que creemos en que “ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman”, (1 Corintios 2:9 NTV) podemos llegar a vivir la más corriente de las existencias?
¿Por qué si afirmo creer en un Dios cuyos caminos están muy por encima de lo que pudiéramos imaginar (Isaías 55:8), transitamos un día a día que pareciera producto de la imaginación de un lobotomizado?
¿Por qué si afirmo confiar en un Dios quien puede hacer lo que resulta imposible para nosotros los hombres (Lucas 18:27 NTV), nos sabemos llevando una vida por debajo de nuestras potencialidades?
Una de las explicaciones podría encontrarse en afirmaciones de creyentes que en un últimas no constituyen más que la espiritualización de la cobardía.
Con “espiritualización de la cobardía” me refiero a cubrir con un manto de “obediencia” la pasividad, la resignación, el miedo, la pusilanimidad.
En la oración Dios nos revela el “qué” debe ser obedecido, sin embargo, el “cómo” lo va mostrando una vez hayamos empezado a actuar.
La espiritualización de la cobardía es la obediencia a una palabra que nunca será pronunciada. Es desobedecer a Dios condicionando el actuar a que nos sea revelado el “cómo”, esto con la “reverente esperanza” de eliminar toda posibilidad de riesgo.
"Con la mujer no se trata de que se la lleve a cenar o de que se le pida la mano; se trata de cómo se hizo. Digamos que la fe, al igual que la mujer, se mueve en el espectro del asombro. Una vez Dios nos muestra el “qué”, la madurez espiritual se refleja en el “cómo” llevamos a cabo eso que ni vemos ni tenemos, porque por definición la fe opera en lo incierto. "
Para evitar lo incierto que puede ser el “actuar”, nos refugiamos en la seguridad del “omitir”.
Con esto si bien no hacemos lo que Dios sí nos llama a hacer, al menos tampoco hacemos lo que Dios no nos llama a hacer. Algo es algo, peor es nada.
Vivimos una obediencia cómoda basada en no hacer lo que Dios no quiere que hagamos, sin importar la desobediencia que implica el tampoco hacer lo que Dios sí quiere que hagamos. (Ir a Estación N°1: “La Mirada de la Serpiente”)
Un escritor afirmaba que cualquier mujer es conquistable dado que ellas se mueven en el espectro del asombro. Y para demostrar su afirmación se disfrazó y conquistó a la mamá.
Con la mujer pareciera que no se trata de que se la lleve a cenar o de que se le pida la mano; se trata de cómo se hizo.
La fe, al igual que la mujer, se mueve en el espectro del asombro.
Una vez Dios nos muestra el “qué”, la madurez espiritual se refleja en el “cómo” llevamos a cabo eso que ni vemos ni tenemos. La fe, por definición, opera en lo incierto.
¿Qué quiere Dios que hagamos? Nos lo revelará. ¿Pero cómo quiere Dios que lo hagamos? En esto nos delega su facultad creadora.
Es muy difícil pensar que un Dios que hizo al hombre a su imagen y semejanza, y a quien le delegó su facultad creadora a través de la reproducción sexual o la creación artística, va a establecer no sólo lo que se hace sino también el cómo hacerlo.
En su papel directivo Dios no se inclina por la microgerencia sino la macrogerencia. Señala una visión, un propósito, y el resto supone al humano escoger.
"Negarse a escoger el “cómo” nos releva de la carga de definir el fracaso. El “qué” está asegurado porque cuando Dios habla cumple. Pero desear esa misma seguridad para el “cómo” es simplemente un miedo disfrazado de reverencia. "
Y he aquí el punto: el terrible miedo a escoger (Ir a Estación N° 2:”Del Edén a la Plaza de Bolívar: La bendición de elegir”).
Jordan Peterson sostiene que existe una inclinación humana a negarse a ser específicos con lo que deseamos y por ello se pregunta “¿Por qué negarse a ser específicos? Porque al mismo tiempo que no consigues definir el triunfo, que así se vuelve imposible, también te niegas a definir el fracaso a ti mismo, de tal forma que cuando fracases no te darás cuenta y no te dolerá”.
Negarse a escoger el “cómo” nos releva de la carga de definir el fracaso.
El “qué” está asegurado porque cuando Dios habla cumple. Pero desear esa misma seguridad para el “cómo” es simplemente un miedo disfrazado de reverencia. (Ir a Estación # 9:”Paz sí, pero no así”)
La fe es la “certeza de lo que espera”, no de lo que se recibió; y es estar “convencido de lo que no se ve” (Hebreros 11:1).
Hay un riesgo inherente a la fe. Por la fe Noé fue advertido sobre cosas que aún no se veían, y actuó basado en ello (Hebreros 11: 7 RVC).
Con Dios todo es ganancia. Y por eso las derrotas necesarias para conseguir esas victorias no pueden ser objeto de luto ni puede pretenderse que sean esquivadas (Ir a estación N° 7: “No, no pare de sufrir”)
La cobardía es un delito para el militar más no para el ciudadano. De igual manera, para los soldados de Cristo, la cobardía es un pecado equiparable al asesinato, la idolatría y la fornicación (Apocalipsis 21:8 RVC).
Es preferible equivocarse en la ejecución de un “cómo” cuando tratamos de obedecer un “qué” revelado, a desobedecerlo afirmando cobardemente que se espera una palabra que nunca llegará.
Hay una frase muy pronunciada por las señoras de antes frente a la crianza de sus hijos, que pareciera una revelación intuitiva de lo que Dios busca para la crianza de los de Él: “¡es mejor atajar locos que arriar bobos!”.