REGALADO HASTA UN PUÑO
En esta estación de La Senda Criolla abordaremos uno de los interrogantes que me causa especial curiosidad en las relaciones matrimoniales: ¿Por qué hay personas que se consiguen un amante que es peor que su pareja?
Existen personas casadas con excelentes esposos, sin embargo, terminan abandonando sus hogares por hombres o mujeres quienes, en comparación con su marido o su mujer, no valdrían tanto la pena.
Para identificar qué puede llevar a alguien a perder algo bueno, por buscar algo no tan bueno, acudiremos a la Biblia para conocer el caso de quien le ocurrió algo similar: la caída de Eva en el Jardín del Edén.
Y es que la estrategia de Satanás para tentar a Eva en El Edén, y por supuesto, a nosotros hoy, pareciera que se compone de tres pasos: el primero, enfocar nuestra mirada en lo poco que nos falta y desviarla de lo mucho que ya tenemos; el segundo, aumentar la importancia de obtener lo que nos falta y restarle importancia al medio de obtenerlo; y finalmente, el tercero, ocultar que a veces el precio de ganar lo que nos falta, es perder lo que ya tenemos.
Iniciemos con el primer paso: Enfocar nuestra mirada en lo poco que nos falta y desviarla de lo mucho que ya tenemos. A esto lo llamamos “La mirada de Eva” que la abordamos en la anterior estación de La Senda Criolla (Ir a Estación # 26: “La mirada de Eva).
En donde Dios les dijo a Adán y Eva “Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal” (Génesis 2:16. NTV), Satanás les preguntaba “-¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?” (Génesis 3:1 NTV).
Pareciera que Dios al establecer su mandato buscaba que la mirada de Adán y Eva se posara sobre todos los árboles cuyo fruto podían libremente comer. En cambio, Satanás buscaba todo lo contrario. Su objetivo era que Eva desviara su mirada de lo que ya tenía y la posara sobre lo que le faltaba.
Una vez Satanás hubo agotado el primer paso, continuó con su tarea.
"Dios había dicho que el fruto prohibido traería muerte pero Eva eligió creerle a Satanás quien le dijo que el fruto traería sabiduría. No quería el fruto, sino lo que le dijeron que el fruto le podía dar. "
El segundo paso consiste en aumentar la importancia de obtener lo que nos falta y restarle importancia al medio de obtenerlo.
“La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió.” (Génesis 3:6 NVI)
Dios había dicho que el fruto prohibido traería muerte (Génesis 2:17 NVI) pero Eva eligió creerle a Satanás quien le dijo que el fruto traería sabiduría.
Eva no quería el fruto, sino que quiso lo que Satanás dijo que el fruto le podía dar.
De ahí que la caída de Eva no se debió a una mentalidad rebelde, sino a una mentalidad mafiosa: lo importante era obtener lo que deseaba y no tanto el método de obtención.
Desear obtener sabiduría es una aspiración válida. Pero lo válido, lo bueno o lo justificable de lo que pretendemos obtener, no convierte en válido, bueno o justificable cualquier medio que lleve a su obtención.
El problema nunca fue que Eva deseara sabiduría porque Dios está presto a darla a quien se la pide. La Palabra dice: “Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.” (Santiago 1:5 RVC)
La sabiduría, el dinero, el placer, los sueños, todos se encuentran siguiendo a Dios. La tragedia no es desear estas cosas, sino procurar obtenerlas por medios que no son los definidos por Dios para su obtención.
El reproche de Dios a Eva no se basó en su deseo de sabiduría, sino más bien su deseo de obtenerla por métodos que lo excluían.
Al no honrar a Dios para obtener lo que deseamos, lo que se supone debería traer beneficio a quien lo obtiene, podría terminar trayendo tristeza. La palabra señala: “La bendición del Señor es un tesoro; nunca viene acompañada de tristeza” (Proverbios 10:22 RVC).
El hombre o la mujer que se busca un amante seguramente quiere sexo, romance, diversión. Son cosas legítimamente deseables. No son cosas malas, como no era mala la sabiduría que deseaba Eva, ni tampoco es mala la casa que el mafioso quiere comprar para su familia, o el apoyo que quiere darle a sus padres o la donación que quiere dar en la iglesia.
Pero no olvidemos que la bondad de nuestros deseos no se transfiere inmediatamente a los medios que utilizamos para obtenerlos.
Alguna vez oí a alguien decir que “una gallina de 400 mil, pero fiada, es barata”. Similar a quien piensa “regalado hasta un puño”.
Cuidémonos de pensar que algo nos conviene por el solo hecho que su medio de obtención se nos facilita (Ir a Estación # 5: “Lo mismo pero más barato”).
"La caída de Eva no se debió a una mentalidad rebelde, sino a una mentalidad mafiosa: le importaba más obtener lo que deseaba y no tanto el método de su obtención. "
Algunos afirman que lo prohibido siempre es lo más deseado. Estos mismos dirían que la responsabilidad de la caída de Adán y Eva la tuvo Dios por poner un fruto prohibido. Y no es así.
La caída de Adán y Eva fue una consecuencia de su elección. Una elección fruto de un engaño, pero su elección al fin y al cabo.
Esto nos lleva al paso tercero: ocultar que a veces el precio de ganar lo que nos falta, es perder lo que ya tenemos.
Nos vemos obligados a hablar de precio. Es caro lo prohibido cuando el precio a pagar es lo permitido. Pero Satanás nos miente: algunas veces, diciéndonos que se pueden tener ambas cosas, y en otras, diciéndonos que al ser lo prohibido mejor que lo permitido, el precio es barato.
Para adquirir sabiduría el precio que Eva pagó fue la lejanía de Dios. Para una persona casada, el precio del placer sexual con un amante es la traición a su esposo, la destrucción de su hogar, la deshonra a Dios y a sí mismo.
Todo fruto prohibido implica una pérdida: la pérdida de los frutos permitidos.
La regla de Dios ha sido clara: renunciar al fruto prohibido, nos permite disfrutar del fruto permitido. Por eso la vida abundante ofrecida por Jesús (Juan 10:10 NVI) se entiende correctamente desde aquello que podemos “hacer”, siempre y cuando respetemos aquello que no podemos hacer (Ir a Estación # 1: “La mirada de la serpiente”).
Si se tratara de que el fruto prohibido es mejor que el permitido, cómo explicar que en la mayoría de las veces los amantes que se consiguen las personas son peores que su pareja.
Se elige una amante que es peor que la pareja, no porque el amor prohibido sea más deseable, sino porque se percibe más deseable. Se mira al amante bajo un cristal que aumenta el deseo y reduce el precio de satisfacerlo.
Le pasó a Eva y nos pasa a nosotros. Conocer los tres pasos que llevaron a la caída de otro nos puede permitir desandarlos en caso que hayamos empezado a recorrerlos.
Nunca olvidemos que el Señor es un Dios de segundas, terceras, quintas o décimas oportunidades. Pero tampoco olvidemos que nuestras parejas no son Dios.